Su candidato preferido de último momento, Pedro Sánchez, ha ganado las elecciones internas para ser el nuevo secretario general del Partido Socialista Obrero Español. Y es su candidato preferido de último momento ya que antes lo era otro: Patxi López. En una maniobra política más cercana a los juegos de trile que a la consistencia ideológica, señora presidenta, ha cambiado de caballo en plena carrera, ya en la recta final, ante las evidencias que emanaban de las encuestas y, sobre todo, de los avales previos a la votación presentados por los militantes. Su cambio, pues, ha sido simplemente para no perder.
Cambiar de candidato es lícito, pero no es estético. Es factible, pero no ético. Sobre todo si lo hace toda una secretaria general y en aras a garantizarse un futuro protagonismo en la sede central del partido. A partir de ahora, cuando usted se posicione ante cualquier asunto, esperaremos unas semanas para ver si se mantiene en sus tesis o decide, impulsada por cualquier motivo o circunstancia, cambiar de opinión y apostar por otra absolutamente distinta y distante.
El Govern que usted preside comenzó su singladura con un baile: la conga. La conga que plasma el principal argumento conector que aglutina al tercer pacto tripartito: desmontar la herencia dejada por el Partido Popular. Sin importar su trascendencia social y legal o los posibles efectos colaterales negativos en la estabilidad de la administración y en la seguridad jurídica de los ciudadanos, grupos sociales, empresas e inversores.
Y de la conga hemos pasado a la yenka. Le recuerdo la letra de esta canción: izquierda, izquierda; derecha, derecha; adelante, atrás; un dos, tres. En resumen: no sabemos si vamos o venimos, si subimos o bajamos, si vamos bien o vamos mal… Presidenta, baila la yenka política y los ciudadanos nos preguntamos: ¿hacia dónde va usted?, ¿hacia dónde nos dirige?, ¿qué podemos esperar de su gestión?, ¿qué hará mañana?
La volatilidad en su apuesta ideológica –hemos pasado de Pedro Sánchez a Patxi López y de Patxi López a Pedro Sánchez– la ha hecho a usted protagonista de los medios de comunicación de todo el país. Ello, si solamente le afectara a usted, tendría un ámbito de trascendencia estrictamente personal en usted misma. Pero, no lo olvidemos, es usted la presidenta del Govern y su indefinición se contagia mediáticamente a toda la comunidad.
Más allá de su posición estrictamente personal en el ámbito interno de las elecciones por el liderazgo del PSOE, tras la victoria de Pedro Sánchez, de su Pedro Sánchez, el partido que ha sido eje cohesionador del sistema surgido de la Constitución de 1978 debe ahora optar por dos caminos, contrapuestos el uno al otro: recuperar el centro progresista para formar una alternancia equilibrada con el PP o compartir un frente radical conjunto con Podemos. Y con ello abandonar la primacía de ser un partido líder en la sociedad para pasar a ser un simple socio en comandita con los morados de Pablo Iglesias.
En esta disyuntiva se juega el futuro la izquierda española y, también, la balear. ¿Seguirá usted la senda de los partidos progresistas que han dado estabilidad a Europa o se aventurará a ir hacia un destino ignoto y antisistema de la mano de otros? Otros que, señora Armengol, buscan decididamente su desaparición.
