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Carta a Mariano Rajoy: usted es culpable de la gangrena catalana

Señor Mariano Rajoy Brey, presidente del Gobierno de España:

La debacle social que padece la ciudadanía catalana en particular, y española en general, provocada por el egoísta conflicto de intereses políticos surgido entre los partidarios de la separación de Cataluña de España y sus contrarios tiene muchos responsables y, también, muchos culpables. Y usted está entre los culpables.

En el momento actual, los ciudadanos –todos nosotros– vivimos ya como sufridos espectadores y no como actores protagonistas las consecuencias de muchos pasos erróneos andados a través de los tiempos. La crispación de las horas finales antes de acometer el próximo domingo 1 de octubre el acto postrero de este primer capítulo está enfrentando, por un lado, a los partidarios de una de las opciones posibles (la independencia) frente a, por otro lado, la otra (la unidad de España). Y viceversa. Y decimos primer capítulo ya que, pase lo que pase en el simulacro de referéndum, ahí no acabaran las cosas ni se solucionará el conflicto. Por tanto, después caerán sobre nosotros otros y otros desencuentros y, quizás, acuerdos hasta llegar a la solución final. Solución final que ahora mismo es una completa incógnita.

Estos pasos erróneos han precipitado el fracaso colectivo actual. Porque de fracaso colectivo debe calificarse que una parte importante de la ciudadanía se oponga al régimen constitucional que debe regular la convivencia de todo un país, sea cual sea el origen de este desencuentro. Las leyes en las democracias son el producto de los anhelos de un grupo de personas por autoregularse en el marco de la convivencia cívica. En el momento en que estas leyes no son aceptadas con la normalidad que aflora desde el legítimo conflicto de intereses democráticos emanados de los votos, dejan de tener sentido.

Las locomotoras van lanzadas una contra otra por la misma vía. Cada una de ellas alimenta el motor de sus calderas con todo lo que tiene a mano. Con leyes y principios generales del derecho, con órdenes judiciales y sentimientos surgidos desde el corazón y no desde el cerebro, con propaganda y banderas, con mentiras y verdades... Con muchas mentiras y muy pocas verdades.

Tras el referéndum constitucional español de 1978, aprobado por una mayoría aplastante de los ciudadanos catalanes, los egoísmos partidistas provocaron una evolución imparable hacia el enfrentamiento. Ese era el momento en el cual habría tenido que actuar la política en mayúsculas y no las envidias y las tácticas cortoplacista. Un estadista es aquel político que trabaja con la mirada puesta en el futuro. Frente a él, un político a secas es el que solamente es capaz de ver las inmediatas elecciones. Y usted, señor Rajoy, es un político a secas y de ninguna de las maneras un estadista.

La realidad que sufrimos por todo esto y en las fechas actuales es que España está paralizada en un conflicto aparentemente irresoluble causado por muchos factores. Si disgregamos la lista de las causas, surge una que lleva su nombre.

La posición egoísta, sin querer ver la realidad plural de España, codiciosa de proteger los intereses particulares de algunos frente a los también legítimos de otros y avara de las necesarias propuestas innovadoras capaces de romper barreras que ha protagonizado usted desde la presidencia del Gobierno de España nos han abocado a la tóxica crisis actual.

Por culpa de usted, ahora tenemos que elegir entre lo malo y lo peor, entre morir o fallecer. Y no queremos eso, señor Rajoy. Los ciudadanos no lo queremos y, además, no lo merecemos. No merecemos que su parálisis, su pancismo y su pereza nos aboquen al enfrentamiento, al odio y a la ruptura. No, no queremos.

Señor Rajoy:

Usted es culpable de lo que estamos padeciendo, de la crisis catalana y del consecuente enfrentamiento entre los ciudadanos. Usted ha provocado que no se hayan propuesto soluciones factibles en el momento en que ello era posible. Usted se ha enrocado en el inmovilismo y ha demostrado, una vez más, que es incapaz de afrontar problemas con capacidad de liderazgo. Usted tuvo en sus manos la posibilidad de curar una herida incipiente y ha dejado que supurara hasta alcanzar la gangrena y, si no lo remediamos antes, acabaremos con una amputación traumática.

Usted, señor Rajoy, es culpable, muy culpable, de la deriva independentista en la que se ha embarcado una parte sustancial de la población de Cataluña. Usted tiene la culpa y debe asumirlo. Asúmalo y deje que otros más preparados o mejor intencionados intenten deshacer este terrible desencuentro. Con usted no hay solución. Con usted hemos fracasado.

Actualizado: 14 de marzo de 2022 , , ,

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