La rocambolesca historia del madrileño Edificio España parece no tener final. Esta enorme construcción –uno de los primeros rascacielos de la capital– fue adquirida por el gigante inversor chino Wanda, el mismo que también es propietario mayoritario del club de fútbol Atlético de Madrid. El Edificio España era una construcción absolutamente obsoleta para los parámetros técnicos actuales y Wanda pretendía derribarlo y elevar en su solar un moderno complejo comercial y de apartamentos de lujo. Pero el nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid de la podemita Manuela Carmena se opuso a la propuesta y boicoteó el proyecto chino.
Trinitario Casanova, aprovechando el deseo urgente de Wanda de deshacerse del Edificio España, realizó una oferta arriesgada: comprar para vender inmediatamente a otro inversor y con los ingresos de una operación financiar la anterior. El inversor murciano encontró en los mallorquines de RIU el grupo interesado en la operación.
RIU vio en esta oportunidad el modo de asentarse con absoluto protagonismo en pleno centro de la capital de España, pero ahora se enfrenta a una hipotética paralización judicial del proyecto.
El motivo de todo ello: la discrepancia entre RIU y Casanova sobre un apartado del contrato de compraventa. Según alega el murciano, 150.000 metros cuadrados en las tres primeras plantas del edificio deberían destinarse a centro comercial y era su grupo empresarial Baraka el que debía beneficiarse de la explotación de la zona. RIU niega taxativamente este hecho. Los mallorquines alegan que en el contrato de compraventa se dispuso que Casanova gestionaría únicamente el encontrar una empresa o grupo de empresas interesadas en gestionar el centro comercial pero que, pasado el tiempo, aún no ha cerrado ninguna gestión, por lo que ha incumplido este apartado del convenio. Ante estos hechos, los mallorquines han asumido directamente la búsqueda de inversores interesados en explotar los 150.000 metros cuadrados comerciales a cambio de las correspondientes compensaciones económicas. Y esa es la operación que corre peligro de no poderse ejecutar tras la demanda interpuesta por Casanova contra RIU, que pide al juez que impida cualquier tipo de acuerdo liderado por los mallorquines.
Estar ahora en peligro de ver paralizadas las obras, o no, por parte de un juez pone en duda el calendario de apertura del hotel, del centro comercial y de todo el proyecto de RIU. La fecha prevista es el próximo verano y los mallorquines necesitan como el aire para respirar que el centro comercial esté ya operativo en esas fechas, para coincidir la reapertura del edificio al completo. Abrir el hotel con los tres primeros pisos del edificio cerrados o en obras es descabellado desde el punto de vista de la imagen y de la viabilidad del proyecto. Con el retraso que se evidenciaba por la ineficacia en la captación de inversores de Casanova y el que ahora se puede padecer por la parálisis judicial, la operación hotelera mallorquina corre el riesgo de convertirse en una pesadilla.
RIU invierte un mínimo de 400 millones de euros en la reconversión del Edificio España en un gran hotel de cuatro estrellas con más de 600 habitaciones, 26 suites, salas de eventos, gastrobar, dos restaurantes, 100 plazas de aparcamiento en pleno corazón de Madrid y la joya de la corona: una terraza de 1.500 metros cuadrados en todo lo alto de la construcción desde la que se podrán disfrutar de las mejores vistas de la capital. Un auténtico lugar privilegiado para instalar un skybar que contaría con una piscina con vistas directas desde el agua a la capital española.
