Nos resulta sumamente difícil ligar un término con otro, teniendo en cuenta que la propia Contestí figura entre las personas que facturaron al partido por asesoría legal. ¿Entonces, de qué se queja ahora señora Contestí? ¿Por qué no dimitía mientras supuestamente facturaba por servicios no prestados?
Cuando se destapa la caja de los truenos, abandona usted todos sus cargos en el partido balear, pero no suelta la poltrona estatal. Todo muy digno, muy valiente, claro que sí. Amparándose en la coherencia con “su integridad” opta por huir. ¿Integridad? ¡Pero de qué integridad está hablando, si usted también emitió facturas de 1.600 euros mensuales!
Al parecer, la integridad solo la saca usted a pasear cuando le conviene. Mientras haya dinero de por medio, la integridad es ciega. Entonces, cuando la salpican con algo que podría oler raro… Saca el escudo protector de la integridad. Ha visto usted muchas películas de buenos y malos.
Señora Contestí, en nuestra opinión, aquello realmente coherente hubiera sido ante todo aclarar este supuesto descontrol económico que al parecer incomoda a algunos de ustedes. Una vez aclarado, podríamos hablar de depurar responsabilidades.
Usted, y alguna otra, han optado por tomarse la justicia por su mano. Dimite de todos los cargos que la vinculan al partido balear pero no renuncia a su acta, conserva la poltrona de diputada nacional. Se sigue sintiendo de Vox, dice. Y sigue cobrando, añadimos. Si tan incómoda está, si tan mal la han tratado, si tanto sufre por su integridad… Lo que debería hacer es marcharse.
Eso sería coherencia, señora Contestí. Donde no estamos cómodos, mejor marchar. Con su actitud cobarde tan solo refrenda lo saprófito de su ser. Mientras haya cargo y dinero mediante, todo son sonrisas y buenas palabras. Cuando el viento deja de ser favorable, las cosas cambian…
Por coherencia, por integridad y para seguir evitando ridículos escandalosos: Váyase señora Contestí, váyase.
