Los ciudadanos de nuestra comunidad, y de todo el país, han sido convocados de nuevo para votar. Sin extendernos en las razones por las que encadenamos convocatorias electorales una detrás de la otra, la realidad es que se nos presenta ante todos nosotros una nueva oportunidad. Podemos quedarnos paralizados revolcándonos en nuestra propia acritud o levantar, otra vez, la cabeza y convertir la cita ante las urnas del 10 de noviembre en el primer paso de una época de reformas y renovación.
Los problemas que nos atenazan son de dificilísima solución. Las discrepancias entre los españoles convierten a aquello que nos separa en muros infranqueables antes que en puentes que nos conectan. Eso es meridianamente cierto y así hay que asumirlo. Desde la actitud buenista de los pusilánimes no conseguiremos nada.
Lo fácil, señores candidatos, es mantenerse aferrados a sus egoístas posiciones. Una actitud propia de los que viven endiosados en sus tóxicas limitaciones y creen que son todos los demás los que están equivocados. Craso error.
En momentos de crisis es cuando ustedes, señores candidatos de las Illes Balears, deben ser capaces de salir de su espacio de comodidad. Seguro que, legítimamente, creen que sus postulados son los correctos. Seguro. De hecho, si no fuera así serían ustedes unos hipócritas. Pero la política no es cuestión de mandamientos inquebrantables ni de fe dogmática. Es cuestión de sumar, aunque la operación se deba realizar tras múltiples restas y divisiones.
Señor Pere Joan Pons, candidato del PSIB-PSOE; señora Antònia Jover, de Unidas-Podemos; señor Joan Mesquida, de Ciudadanos; señora Margalida Prohens, del Partido Popular; doctor Antonio Salvá, de VOX; señor Guillem Balboa, de Més Esquerra; y señora Marisa Lucas, de Más País:
Después de las votaciones del domingo 10 de noviembre pueden ustedes sentirse complacidos con los votos que cosecharán, aunque en algunos casos serán pocos o, cuanto menos, por debajo de lo esperado. O pueden convertirlos en un acicate para avanzar en lo que la ciudadanía que les votará les reclama desde ya: soluciones a nuestros problemas.
Soluciones a la crisis social y política que descoyunta Catalunya. Soluciones al frenazo económico que se nos precipita encima. Soluciones al ingente fracaso educativo que nos sitúa a la cola de Europa. Soluciones a los autónomos y empresarios que se han convertido en vacas lecheras fiscales a estrujar por las instituciones a través de gabelas, impuestos y tasas.
Y, de forma especial, soluciones a la elefantiásica administración que se ha convertido en el gran enemigo de los emprendedores. Nunca en nuestra sociedad moderna habíamos padecido de forma tan sangrante como los propios políticos, las instituciones, la burocracia, el funcionariado y el papeleo se han convertido en auténticos enemigos castradores de los sectores sociales y económicos que realmente arrastran al país hacia adelante.
El domingo 10 de noviembre los ciudadanos volveremos otra vez a votar. Ustedes, los candidatos, esperan conseguir una renovación de sus empleos y salarios. Pero todo eso será una filfa si no son capaces de hacer lo que no han hecho hasta ahora: anteponer por encima de los suyos propios los intereses y reclamaciones de los que les han votado, de los ciudadanos, de los que son, realmente, sus jefes.
Si, señores candidatos: los ciudadanos –nosotros–- somos sus jefes. Ya es hora de que lo entiendan.
