En 2020 las sociedades necesitan seguir cambiando para mejorar y gracias, en parte, a que estamos en Europa y no interesan las guerras, ni siquiera las civiles, son innecesarias las valentías de personas que tengan que jugarse la vida para que sus pueblos se liberen de los lastres que les impiden progresar.
Hoy, en agosto y con una pandemia que pone dificultades a las movilizaciones populares, una sola valentía institucional que esté protagonizada por uno solo de los representantes del pueblo autorizado por las urnas, podría ser suficiente para que entre el aire fresco y comience a barrer la suciedad de una política que, más que nunca, cuando coincide con el rey solo disfraza hipocresías.
El lunes 10 de agosto está previsto que Felipe VI reciba en el Palacio de la Almudaina a las autoridades de Baleares. Armengol debe ser valiente y no acudir. Sánchez solo se podrá enfadar y, cuando lleguen las urnas nuevas, quien sabe si en una sociedad sin ese lastre y que comenzó a ver la luz gracias a su valentía, que vuelva a ser Francina quien lidere a los candidatos de un partido que, en el momento decisivo, se atrevió a ser coherente con lo que sus estatutos dicen de sí mismos.