Y es que durante las tres décadas de historia de Es Refugi, una asociación sin ánimo de lucro y que no recibe ninguna ayuda pública, los responsables de esta entidad nunca habían podido ofrecer agua mineralizada a sus usuarios.
"Solo podíamos ofrecer agua del grifo. Vivimos de donaciones. Hipermercados y escuelas nos envían diariamente alimentos para nuestros usuarios. También recibimos ayudas en forma de alimentos de la Unión Europea tres veces al año, pero nadie nos dona agua", ha afirmado Toni Cañellas, gerente de Es Refugi.
El consumo de agua anual para sus 40 usuarios asciende a 3.000 euros y se trata de un dinero del que no disponen. Es por esto que cuando la Associació 4 Illes y IC Serveis les ofrecieron su ayuda, desde Es Refugi les pidieron agua. "Para nuestra sorpresa, no nos pidieron alimentos, ni ropa, ni siquiera medicamentos. La gente sin techo pide agua potable para poder vivir. Es el bien más preciado", ha comentado Margarita Ferrà, presidenta de la Associació 4 Illes.
