En estos días, y a lo largo de todo el mes de noviembre, los empleados de Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM) están llevando a cabo paros por horas para reclamar mejoras laborales y, también, que la futura gestión del tranvía sea asignada a su empresa. De hecho, esta reivindicación afectará de forma importante, si no se desconvoca, a las fiestas populares del Dimecres Bo y del Dijous Bo de Inca.
Ante esta reivindicación de los trabajadores ferroviarios, sus compañeros de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Palma han reclamado este viernes al Ajuntament de Ciutat que intervenga “para gestionar la explotación” del futuro tranvía de la capital balear. Así lo ha expresado en un comunicado el comité de empresa.
Los trabajadores de la EMT “respetan las acciones emprendidas por los trabajadores de SFM”, pero recuerdan que "el derecho de explotación del transporte urbano de viajeros dentro del municipio de Palma es del Ayuntamiento, a través de la EMT".
Y añaden que si el Ajuntament de Palma no asume directamente la gestión del tranvía, los autobuses tendrían “una competencia en cuanto al transporte urbano de viajeros, que conllevaría la disminución del pasaje en los corredores donde circulará el tranvía y peligrarán puestos de trabajo de muchos trabajadores de la EMT”.
La nota de los trabajadores de la EMT palmesana concluye con una carga de profundidad política: “No vamos a permitir que la administración (refiriéndose al Govern balear) adjudique este proyecto a sus amigos de partido dado que la empresa que debe gestionar el tranvía de la ciudad debe ser la EMT de Palma”.
A todo ello, recordar que el tranvía de Palma, en el tercer proyecto que se ha presentado en el transcurso de las últimas décadas, es solamente, en estos momentos, un proyecto sobre un papel ya que no se ha determinado aún ni su recorrido, ni su coste, ni su sistema de explotación. De hecho, su construcción definitiva depende o de un hipotético convenio de inversiones ferroviarias que deberían firmar el Govern balear y el Gobierno de España -y que ni siquiera se ha concretado- o de los Fondos Europeos, si es que Bruselas finalmente aprueba el proyecto y decide transferir el dinero necesario para esta inversión.