Fue el justo premio a la entereza y la ilusión de un equipo de Segunda B que fue capaz de aguantar de pie a uno de Primera División y que supo aprovechar sus oportunidad cuando se le presentó. Ya casi con el partido acabado.
Y un justo castigo a la impericia del Athletic sobre la meta rival, ante la cual generó multitud de ocasiones aunque sin ser capaz de aprovecharlas en una noche aciaga de Iñaki Williams y en la que a José Ángel Ziganda no le valió ni poner sobre el terreno de juego en la segunda mitad a Aritz Aduriz, Ander Iturraspe y Raúl García.
El choque, aburrido hasta entonces y con una impresionante tromba caída mediada la primera mitad, empezó a animarse cuando apareció Aketxe. El fino media punta local probó a Marcos en el minuto 21 con un gran disparo desde lejos que el meta sevillano solo pudo despejar hacia adelante, sin que ningún delantero rojiblanco aprovechase la oportunidad. Como tampoco lo hizo inmediatamente después Williams, tras pared con Sabin Merino. El disparo del delantero bilbaíno, como otro posterior de Saborit también prometedor, fue bloqueado por la defensa azul.
La ocasión más clara del Athletic fue una jugada en un saque de esquina de Aketxe que Sabin peinó en el primer palo y Williams remachó en el área pequeña. Pero un defensa sacó bajo palos cuando el gol parecía claro y después se produjo un barullo en el pudo haber mano. Un par de golpes francos de Aketxe, el primero peligrosísimo para Marcos tras tocar en la barrera, dio paso al descanso.
Calvario
Insistió el Athletic a vuelta de vestuarios, pero Sabin remató demasiado flojo en la primera oportunidad y la segunda se le fue desviada a Williams, que conectó un buen cabezazo a centro de Lekue.
Pararon un poco los de Ziganda, pero mediada la segunda parte arreciaron tanto sobre la meta rival como la ingente lluvia que caía. Así, ya con Aduriz sobre el terreno de juego, el Athletic encadenó hasta seis ocasiones en seis minutos. Abrió la batería Saborit, continuó un Williams cegado, que tuvo dos, siguió Córdoba y finalizó Aduriz con dos claras a un despeje de Marcos que le cayó en los pies
Antes de las de Aduriz, Omar dio el primer aviso con un disparo alto de Omar. Lo volvió a intentar Liñán y Bonilla puso un nudo en la garganta en los apenas 15.000 espectadores que este miércoles se atrevieron a acudir a San Mamés con un cabezazo que Iago despejó a córner. Otro disparo de Omar ya dejó claro que el Formentera creía en el milagro y que los últimos minutos iban a ser un calvario para los locales. Una agonía con la que no fueron capaces de acabar ni Córdoba ni Williams en los dos buenos contraataques de los que dispusieron.
Y bien que lo pagaron porque con el partido acabado un despiste de Lekue propició un córner que botó Omar y con él Álvaro clasificó al Formentera para los octavos de final.
